miércoles, 25 de enero de 2012

El campo del Progreso.

Campo del Progreso antes del comienzo de un partido de fútbol. Foto: Museo de Pontevedra
























La antigua calle Progreso cuando aún no estaba el
cruce con Daniel de La Sota y Cobián Roffignac,
años después Benito Corbal y que llegaba hasta el
Hospital Provincial donde comenzaba la carretera
de Ourense. Al fondo, La Peregrina.
Como nos cuenta Enrique Fariña Pérez en su libro "El barrio de la Eiriña" el campo del Progreso era la antesala del famoso barrio pontevedrés y situado entre las calles Joaquín Costa, Cobián Areal (donde estaba y está el Hospital Provincial), la carretera de Orense y el final de la calle Progreso (después Benito Corbal). Alli se celebran cantidades de acontecimientos culturales y deportivos al aire libre y ocupaba casi toda la manzana desde lo que es hoy el Colegio Calasancias hasta la gasolinera de Costa Giraldez. Lo gestionaba por aquel entonces la sociedad "Unión Sportiva" y los terrenos y aledaños pertenecían a la familia Viéitez Cortizo. Carecía de vestuarios propios y los equipos usaban para cambiarse el "Bar Carballinés" que estába enfrente de la taquilla y la entrada principal donde comenzaba, de aquella, la Carretera de Ourense. Alli jugaron equipos de fútbol como el "Eiriña", el "Cuatro Vientos", el "Acción Católica", el "Huracán", el "Alfonso", la "Gimnastica" el "Sporting" y el equipo del barrio como era el "Petit Eiriña" entre otros, también se celebraban partidos de hockey tanto femenino como masculino.

Anuncio en la prensa de 1934.
Acontecimiento grandioso y de multitudinaria expectación fue el desembarco en la ciudad aquellos tres días de septiembre de 1934 del "mejor circo del mundo" cuando arrivaron en la estación  de Campolongo en la Plaza de Galicia los convoys del Circo de Carl Hagenbeck del famoso Parque Zoológico de Stellingen-Hamburgo llenos de animales, fieras y todo el material del circo que eran arrastrados por elefantes a través de las calles de la ciudad hasta el campo del Progreso y presenciado por cientos de pontevedreses en su recorrido. Todo un espectáculo para la época contemplar el montaje de la carpa y presenciar la cantidad de animales salvajes, toda una novedad en Pontevedra. Como curiosidad, los anuncios en la prensa esos días donde se solicitaban ofertas de forraje, pan seco, barro, aserrin, carne de caballo y asno o ganado en buena condición, también pescado fresco, sardinas y pescadillas además de solicitar habitaciones amuebladas con o sin pensión para los trabajadores del circo.
























Sobre estas líneas los equipos del hockey femenino y másculino posando en el campo del Progreso donde jugaban sus partidos en los años treinta. Fotos del Libro "Pontevedra de aquélla" de  Rafael Landín Carrasco.

domingo, 22 de enero de 2012

La calle de arriba.

Había una norma no escrita a finales de los sesenta que decía que los chavales de la calle Rúa Nova de Abajo no podíamos ir por la rúa Nova de Arriba y los de Arriba por la de Abajo. Claro que un servidor, que es cabezón y testarudo, "pasaba" de normas y más de una vez "provocando" a la chavalería me adentraba en aquella calle esperando a ver que sucedía. Pronto comprendí de unos de los "cabecillas" de la rúa, José Manuel Fontenla y después de una breve pero intensa persecución que acabó en zona neutral como era la Biblioteca del Paseo de Colón que por allí no se podía pasar, claro que ese día me fuí para casa con la cara caliente de unos cuantos "sopapos" que me dió. Guerras de calles que había entonces. Además de José Manuel por allí andaban también los hermanos Benjamín y Ramón, los Docal Pombo, los Baena, los primos de Tato Heredia y Paqui Montes, que unos años después se fue a vivir a Campolongo y se "acopló" a la pandilla de los de Abajo, y negocios como la tienda de Manolo y Gaseosas el Caballo Blanco. También formaron parte de la calle a principios de los setenta mis tios Tino y Clara con sus hijos, Tino, Tito y Mary, ésta junto a su marido Santi Moreira, el que tiene la peluquería familiar en una lateral del Concello de Pontevedra. En las fotografía, una imagen de mediados de los sesenta desde el medio de la calle hasta la Alameda y, otra, en la actualidad donde se puede ver que aún siguen en pie algunas casas aunque en un total estado de abandono.

























viernes, 20 de enero de 2012

20 de enero, San Sebastián.

A la izquierda, Benito Carballeda, tio
de Javier junto al señor García (derecha),

ayudante del forense y "gentelman" de la
discoteca Shiva a finales de los setenta,
detrás, Alfonso Pérez portando los santos
en el Corpus de 1941. A la izquierda
"Sindicatos" sin los arcos.
En una fecha tan señalada como lo es el día de San Sebastián, Patrón de la ciudad de Pontevedra, asomaba la cabecita un servidor hace 51 años. Recuerdo de niño aquella calle del centro histórico con aquel característico empedrado en la que vivía con mis abuelos, Luisa y Honorio, mi madre Gloria, mi tía Marisa y mis hermanos, Toño y Rafa. Casa de planta baja, al lado de la Fontanería de Reguera y que en la actualidad es una Sastrería. Enfrente vivían Pepe, Cuco, Chachi y Beni, la madre de éstos y la abuela Benita y que formaban la familia Arán, al lado vivía Magoia, sus padres y hermanos. Vecinos de "acera" era "Chon" y su familia y también el "clan" Papiris con su "tití" y su "chihuahua" y que tenía el puesto de venta de garrapiñadas "La Galleguiña" en los soportales de la Herrería. También estaba el local de Juan, donde trabajaba Diego, su empleado y donde almacenaba toda la mercancía para el negocio que tenía en La Peregrina, el "Bar Coral" , años después dueño también de la Sala de Juegos del "Coralín" que tenía entrada por San Román. Un poco más adelante estaba la peluquería de Catusa. También me acuerdo de la Señora Encarna que vivía al lado de la "Casa de la Luz", no se porqué pero siempre la conocí por "casa de las aguas", y a la que suelo ver con mucha frecuencia por la Rua Nova de Abaixo ya que vive en la Moureira. De los niños que nos juntábamos en aquellos años siempre están en mis recuerdos Javier Carballeda con el que suelo contar alguna batallita de la infancia tomándonos un café por la Alameda, a Fernando Papiris que lo último que sé es que anda con sus negocios por Alicante y a Carlos, que desgraciadamente hace ya algunos años que nos dejó. De la calle me acuerdo de la Imprenta "El Pueblo" con aquél ruido característico de la minerva tipográfica, preludio de lo que sería mi profesión y también el local de Galiano donde hacían patatas fritas y que me dejaban comer hasta que reventaba. También del perro de la casa que había a lo largo de la calle hasta el Bar Los Maristas, ya en la Plaza de la Verdura, que el pobre no paraba de ladrar hasta que nos perdía de vista.

Mis abuelos, con los que vivía en la calle San Sebastián, Luisa "la cachota" y Honorio.

lunes, 16 de enero de 2012

Mi Pontevedrés.

José, Moncho Saborido, Serafín Neira, Monchiño y Fernando Trigo
Gracias a la lata que le doy casi a diario a mi amigo Carlos Fiuza, han llegado hasta mis manos tres auténticas joyas del Atlético Pontevedrés de finales de los años sesenta. Un nombre con dos palabras al que siempre le tendré cariño y llevaré en mi corazón por todos los recuerdos en forma de compañeros y amigos que allí viví a lo largo de muchos años. Era el Pontevedrés un equipo con directiva y presidencia propia que competía como filial del equipo de moda en España el "Hai que Roelo", y que jugaba la "Tercera" cuando en España sólo había tres divisiones nacionales. Recuerdo con ilusión como cuando salía del Colegio de Cervantes en la Plaza Méndez Núñez nos acercábamos hasta Pasarón para entrenar debajo de aquellas gradas cuando en pleno invierno el viejo campo de La Junquera no tenía ni una triste bombilla. Por allí andaban Monchiño, el que cuidaba el material y nos daba el calzado de entrenamiento, la Señora Lola, la encargada de la lavandería y toda una institución en el Pontevedra, la "Rubia" que con escoba en mano la veía siempre limpiando las gradas de Pasarón después de los partidos, Julio, que se encargaba del mantenimiento del césped y pobre de nosotros si se nos ocurría pisarlo, "Rulo" el masajista del Pontevedra y del que alguna vez pasé por sus manos que más que darnos un masaje parecía una tortura. También andaba por alli un sudamericano al que apodaban "el indio" que también se dedicaba a dar masajes y solía trabajar en la Sauna de Pedrosa en el paseo de Colón "Sauna Finland" y finalmente la persona que hacía de todo, José. Nos juntábamos una serie de chavales aún siendo niños en aquellos históricos vestuarios del Burgo y que aspirábamos a jugar algún día en el primer equipo para ponernos a las órdenes del mister Serafín Neira o de Moncho Saborido, del que guardo muy buenos recuerdos. Jugábamos siempre los domingos por la mañana temprano en aquella Liga Local de Infantiles que organizaba el Frente de Juventudes y hacía siempre de delegado de campo Fernando Trigo, que trabajaba también en Cocheras para la empresa Transportes La Unión. Nos citaban a las nueve y media para jugar a las diez y alli calentábamos en aquel viejo vestuario abaldosado de La Junquera contra equipos como Colegio Atlántida, Salgueiriños, la Residencia de Estudiantes, el CD. Lérez, Mourente,  Marcón y nuestro gran rival (para un servidor) como era el equipo de Chito, el Bengala ya que en él jugaba mi compañero de clase Miguel Pedras Lorda. Muchos mas tiempo nos pasábamos hablando del partido de máxima rivalidad, Pontevedrés-Bengala y viceversa, que de incar los codos en clase. Grandes y bonitos recuerdos de los que formamos parte durante algún tiempo del Atlético Pontevedrés.
























Sobre estas líneas, una foto de finales de los sesenta de un trofeo jugado en Pasarón por el Atlético Pontevedrés de la Tercera División Nacional. De pie, Ardao, Santiago "Jota", Bea, Saborido, Díez y Placita. Agachados, Benito Rivas, Chiño Vavá, Pita, Martínez y Pepe Abeledo























Arriba, fotografía en el campo del Caudal de Mieres del Atlético Pontevedrés en un partido correspondiente a la Liga de Tercera División Nacional. Temporada 69/70. De pie: Aguinaga, Saborido, Bea, Santiago "Jota", Placita y Pita. Agachados: Ruibal, Vavá, Díez Martínez y Carballeda.


























Imagen de uno de los partidos jugados en Asturias por el Atlético Pontevedrés en la Tercera División Nacional de finales de los sesenta. De pie: Aguinaga, (-), Burgos, Santiago "Jota", Avelino Lage y Carlos Saborido. Agachados: Ruibal, Manolo Barros, Pepe Abeledo, Martínez y Placita.

viernes, 13 de enero de 2012

El Pub Tobago.

Ahora que se acerca el 20 de Enero, San Sebastián, hasta no hace muchos años festivo local en la ciudad, se reunían los clientes y amigos del Pub Tobago (anteriormente y durante algunos años "Pub Los Escudos" el bajo que estaba en la calle cuyo nombre honraba al Santo y enfrente de donde vivía un servidor en los años sesenta), en una comida en Campañó en "La Viuda" donde daban buena cuenta de sus famosas sus tortillas. Previo al ya clásico y anual almuerzo se juntaban en campo de atrás del bar y ataviados con las camisetas de Peter Gabriel, el solista de Génesis, para jugar un partido de "confraternidad". En la estampa de principios de los ochenta vemos a los "pipiolos" antes del partido. De pie: Adolfo, Fernando, propietario en esos años del "Pub Cosmos"; Celso, Juan Viana, "Pincha" y Maestro; Ribadulla, Miguelito, apodado el "ligón de barra" porque siempre vestía impecable; Sesé, el de la Granja de Animales al lado de las escalinatas de San Francisco; Emilio, que trabajaba en el Banco de Simeón en la calle Michelena y hasta hace poco batería de los Black Stones y Santiago "Jota" uno de los más famosos pinchadiscos" de la movida pontevedresa. Agachados, Luis "Escudos", el que llevaba el negocio de copas y artífice de estas "xuntanzas"; Quique Triana, maestro de química, Lulo Casal, que ya empezaba a hacer sus pinitos como empresario en aquellos años y hoy productor de cine y televisión; Luis Portas, que iba para showman y Manolo Santos, el de la Armería y que desgraciadamente nos dejó hace unos meses, también propietario de la Discoteca "Don Santos" en Lourido, pero esta será otra historia...


miércoles, 11 de enero de 2012

A las 5 en el Carabela.

La terraza del Carabela, desde donde se podía
disfrutar de un entorno maravilloso.
Eramos niños allá por los sesenta y nos buscábamos la vida como podíamos y muchas veces sisábamos las propinas que los clientes de la famosa terraza dejaban en los platillos. Con el dinero que juntábamos nos acercábamos hasta el "carrillo de María" y comprábamos pitillos peninsulares sueltos para luego ir a fumarlos a la cuesta de Bomberos (lo que es hoy la parte de atrás de la que fuera Delegación de Hacienda, donde está el comedor de San Francisco). Otras veces "asaltábamos" a los guardiamarinas de la Escuela Naval, llamados "capullos" en aquella época y les contábamos cualquier "película" para que también nos soltaran algo y así poder ir a las sesiones matinales del Malvar. Ya en los años mozos la Cafetería era el centro de quedada de la ciudad, como lo es hoy La Peregrina para los chavales, y alli nos citábamos con los amigos, a las 5 en el Carabela. Nos juntábamos una pandilla de unos quince chavales sentados en la enorme terraza que había en la Plaza de la Estrella y allí nos pasábamos horas y horas contando "nuestras" batallitas. Hasta nosotros se acercaban en aquéllos años, Elías, Arturo, Juan, Eloy o Ignacio, los camareros del Carabela, para ver si consumíamos algo y casi siempre era que no. En el edificio, además de la Cafetería, también estaba la Delegación Local de Fútbol, el Colegio de Berta, las compañías de seguros La Paternal y la Patria Hispana y también confeccionó sus primeros trajes el famosos sastre pontevedrés Valiño. Al lado convivió hasta principios de los setenta con el Bar Lugo, que era de los mismos dueños, y que antes fuera la Fonda Peilán donde tenía parada las carrilanas que se dirigían fuera de la ciudad. En la Plaza, también tuvo instalado su negocio el fotógrafo Zagala que tan importante legado gráfico dejó para disfrute de los todos los pontevedreses. Toda una historia desde 1946 la de la Cafetería Carabela.

Extracto del Programa de V Televisión "De Bares" donde sale el Carabela.

Sobre estas líneas, una auténtica joya, donde vemos (de izq. a derecha) a los camareros con sus clásicas camisas blancas y pantalones negros en una foto del año 1968, Correa, al que no conocía, Elías, Juan, Manolo Alvariño, cuando era un crío y a Eloy, con el que tuve bastante relación. Años más tarde entrarían a formar parte del famoso bar, Arturo, Lino e Ignacio. Otros estuvieron antes y después, pero estos son los que forman parte de mis recuerdos.

lunes, 9 de enero de 2012

Pontevedra ayer y hoy.

Dos interesantísimos vídeos colgados en youtube por mi amigo Manuel Rey González, donde podemos apreciar la transformación de la ciudad a lo largo de todos estos años. En el primero se puede ver a través de las fotografías como eran las plazas, calles y rincones emblemáticos de antaño y los cambios que han sufrido. En el segundo Manu nos deleita con las postales de siempre de la "vella pontevedra". Un bonito trabajo.



domingo, 8 de enero de 2012

La tienda de Marisa.

Recogíamos las botellas de cristal y de plástico que tiraban a lo largo de la vía del tren que aún cruzaba por lo que es hoy el Paseo de Colón y las llevábamos hasta aquél pequeño local que había en la entrada de la calle, junto al taller de coches de Epifanio que hacía esquina con la Rúa Nova de Arriba, para ganarnos unas pesetas con los envases que de aquellá pagaban por devolverlas. Era un negocio familiar la tienda de Marisa que la llevaba junto a su marido Aquilino y por aquél entonces sus hijos pequeños, Elena, que aún sigue viviendo por el barrio y Jose que está trabajando por Salou. Era un local pequeño, con un techo muy bajo y todos los productos en estanterías algo desordenadas y donde se apilaban las cajas de la fruta unas encima de otras y que apenas dejaba sitio para los clientes, dos personas eran multitud en la tienda y hasta allí me acercaba para los recados de "última hora" de mi abuela y también de mi vecina Lola. Eran los tiempos de las cosas a granel, donde casi todo se compraba al peso. Recuerdo aquellos cuartos de litro de leche con envases en forma de triángulo que comprábamos y bebíamos alli mismo como si se tratasen de refrescos o de comprar yogures, cuando no se consumían como hoy, y que por aquél entonces estaban a siete pesetas, el de chocolate a ocho. También recuerdo aquellas interminables sumas que hacía Aquilino a lapiz sobre el papel de estraza y que luego anotaba en la "libreta del barrio". El negocio familiar de Marisa y Aquilino que montaron en lo que de aquella era un Paseo de Colón de tierra a finales de los sesenta, cerró en 1992 y era junto a la tienda de Paca en la Plaza de Toros donde solía comprar cuando era niño.

Marisa con "dos clientes" en el local donde apenas cabía gente en 1992.